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“EVELYN

(de ISABEL de OCAMPO)

AMANDA

Paradójico que un nombre que contiene la tercera persona en plural del presente de indicativo del verbo AMOR y la tercera persona en singular del presente de indicativo del verbo DAR, corresponda a una mujer tan ausente de compasión…

Quizás es porque AMANDA haya tenido que amputarse todo atisbo de empatía para sobrevivir un mundo tan sórdido, complejo y distorsionado como el de la prostitución y todo lo que lo rodea.

Esta película de Isabel de Ocampo habla de lo que hay que hablar, de la maquinaria y del perverso engranaje que permite la esclavitud de personas.

Y desde donde hay que hablar, una exposición de la realidad, sin tapujos ni medias tintas, fruto de una investigación profunda. Una bajada a los infiernos de lo que ocurre y porqué entorno a la trata sexual de mujeres y niñas en el mundo. 

Un retrato del proceso de despersonalización, destrucción profunda de la identidad, adiestramiento, manipulación y reprogramación de la psique de estas esclavas sexuales.

Una radiografía de “la normalización del horror”.

Aparecen todos los personajes de la tragedia, tratantes, víctimas, intermediarios, clientes, testigos que no pueden o saben hacer nada, servidores públicos corruptos que miran hacia otro lado…y la parte que a mí me tocó encarnar, la de las víctimas que se convierten en victimarias de otras mujeres, reproduciendo el comportamiento de los proxenetas.

Isabel y yo nos conocimos en un año en que nuestros trabajos “Miente” y “Heterosexuales y casados” estaban de gira festivalera cosechando premios y reconocimientos. Ambas somos salmantinas y nos reímos juntas cuando hablamos de “piteras, hornazos, cantinelas y campos charros”…

Para mí fue un honor que me propusiera interpretar a Amanda, un reto que pondría a prueba mi compromiso con el “desde dónde” iba a acercarme a un tema tan delicado y sensible, como mujer casi incomprensible.

Y todo pasó por conocer juntos la realidad de estos prostíbulos, hablar con proxenetas que nos explicaron con detalle y sin juicio moral, descarnadamente, el funcionamiento de esta perversa tela de araña social.

“Las Amandas” existen, son mujeres que han anestesiado toda empatía y compasión tras haber sido víctimas de abusos sexuales y morales en el entorno de la prostitución. Solo pueden reconciliarse con el mundo entendiendo que, siendo “las favoritas” del amo, ahora viven mejor y están eligiendo libremente su estilo de vida. Entienden que “lo que ha sido bueno para ellas” será también “bueno para otras mujeres”…se convierten en manipuladoras sin escrúpulos que encuentran placer en la dominación de otras personas…no pueden conectar con su propia herida y por eso infringen tanto dolor en otras mujeres.

De nuevo el tema de “la sombra” no reconocida ni procesada que se proyecta distorsionando la luz…la energía femenina alta ejercida sin límites…pues de lo contrario se convertiría otra vez en la víctima sometida…solo integrando lo que significa y abrazando su enorme vulnerabilidad podría comenzar el proceso de sanación.

Un viaje que me hizo bucear en las profundidades de mi propia oscuridad…para tratar de entender sin juzgar a Amanda…

Y es que este oficio a veces ofrece regalos de conciencia y despertares como éste…

Esta película marcó para siempre mi opinión sobre la prostitución…pues es inevitable que por sus poros se cuele la aberrante trata de personas…

Si me preguntáis…mi tolerancia es CERO, por todas las Evelyn del mundo.

 

Agradecimiento infinito a Isabel y a Amanda.

Guadalupe Lanchon.png
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